El mundo está lleno de colores que nos rodean de manera constante, están en todas partes y en todo momento y pueden ser suaves y amables o intensos y hasta agresivos.  Los colores no solo poseen valor estético, sino que tienen un efecto muy poderoso sobre las personas y especialmente  sobre los niños, influyendo en la percepción del mundo que los rodea y condicionando su estado de ánimo y su desarrollo cognitivo, emocional y social. Los colores son una pieza muy importante cuando se trata del aprendizaje, pues tienen el poder de influir en el estado de la mente y ponerla en modo de alerta o de calma. Los colores contienen además grandes cantidades de significado por asociación y son una herramienta de comunicación efectiva y poderosa.

¿Quieres saber cómo afectan los colores el desarrollo de tus hijos? En esta nota compartimos contigo la importancia del color en la vida de los niños.

Los colores y el estado de ánimo

Los colores son un estímulo que afecta las emociones y sensaciones de los niños. Los colores no solo son bonitos, brillantes, vibrantes o muy suaves, los colores cambian los niveles de energía y la respuesta emotiva de los pequeños. Son un estímulo que puede determinar el ritmo que tendrán durante una actividad, haciendo que esta sea muy positiva o todo lo contrario.

Los colores están asociados a las distintas emociones, pues cada uno produce un efecto específico, como por ejemplo el color rojo es energía, alegría y mucha intensidad emocional, junto con el naranja, magenta y también el amarillo. Estos colores activan la vitalidad de los pequeños permitiendo una participación enérgica, feliz y atenta de lo que sucede a su alrededor.

El color azul y el verde están asociados a la calma y a la serenidad, por lo que son perfectos para apaciguar la energía explosiva de los niños y llevarlos hacia un momento tranquilo, facilitando el aprendizaje y favoreciendo las actividades de desarrollo cognitivo como la lectoescritura, por ejemplo. 

Si un niño pasa mucho tiempo dentro de un espacio saturado de colores intensos (sobre todo rojo y sus tonalidades), es casi seguro que sus emociones se van a desbordar por exceso de estímulo. De la misma manera debemos aplicar este criterio para acondicionar  la habitación de los niños de tal manera que sea un espacio de estímulos sutiles que invite a la calma y faciliten el descanso.

Los espacios educativos

Ya que los colores influyen en las emociones de los niños, los espacios educativos deben contemplar al color como un facilitador del aprendizaje. Un espacio para aprender debe ser amable y lo más neutro posible para crear diversas experiencias en su interior. Es recomendable que un salón de clases sea blanco para evitar la sobreestimulación  a partir de objetos y colores. Pero esto no significa que no deba haber color dentro de un salón de clases, todo lo contrario, solo que los colores deben estar presentes y distribuidos en función a los objetivos de cada espacio educativo para evitar que se conviertan en un elemento distractivo. Algunas corrientes educativas consideran los ambientes como un maestro más, por lo que el color y el orden de los objetos dentro de los salones es determinante para el aprendizaje y el correcto desarrollo de niñas y niños. Un aula saturada de colores mantendrá a los niños, sobre todo a los más pequeños, en un estado permanente de alerta lo que los hará sentir cansados e irritados, impidiendo que logren los objetivos de cada sesión dentro del salón de clases.

La comunicación cromática

Cada color está asociado con una emoción o sensación y por esto puede atribuirse a los colores una serie de significados que los convierten en una herramienta de comunicación muy efectiva, sobre todo si se trata de los pequeños. La información  vinculada a los colores es más fácil de absorber ya que es más sencilla de reconocer y recordar. El uso de carteles y señales trabajados con ciertos colores, ayudan a  los niños a seguir reglas y reconocer espacios dentro del aula y de la escuela con facilidad y de manera orgánica. Un buen ejemplo de la comunicación cromática es el semáforo, que utiliza el color rojo para detener o prohibir y el verde para dar acceso o permitir, pero los colores tienen gran cantidad de tonos, por lo que si ofrecemos a los niños un abanico variado de colores, estamos ofreciendo una mejor y más completa herramienta de comunicación.

Los colores pueden ser un referente comunicativo de cómo se siente un niño cuando aún las palabras no han alcanzado todo su potencial. Una cartilla de colores sirve como ejemplo de lo que cada niño está sintiendo en determinado momento del día, en casa o dentro del aula. El color amarillo puede indicar felicidad, el color naranja mucha energía, el rojo puede ser interprtado como ira, el color azul tristeza, el verde calma, el morado cansancio, el color negro miedo, etc. De esta manera los colores son indispensables en el manejo de las emociones de los niños, pues los ayudan a reconocer de manera concreta los que están sintiendo para luego manejar y modular sus propias respuestas emotivas. 

Está claro que los colores no solo sirven para embellecer el mundo, sino que cumplen un rol muy importante durante el desarrollo de los niños, facilitando el aprendizaje y creando condiciones óptimas para el manejo de las emociones. 

Recordemos en todo momento que los colores son para todos,  no tienen género y pueden ser un reflejo de cómo nos sentimos o un vehículo para lograr un gran objetivo. Démosle a los colores la importancia que tienen en el desarrollo de niñas y niños y no perdamos de vista que son un estímulo que debemos usar con mesura y criterio constructivo, pero sobre todo disfrutemos de cada color sin temor ni prejuicio, desde el rosado más intenso, hasta el gris más sobrio, regalemos una vida de aroiris a los niños.