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Son casi las 4pm. de un día de semana cualquiera y tus pequeñas bestias salvajes están a punto de llegar del cole. Hoy no vienen los abuelos, hoy no hay cita de juegos en casa de algún amigo del barrio, hoy son ellos y tú.
Tu día empezó super temprano para poder darte un baño de 8 minutos (y no 3) que te recargue las pilas, tener un tiempito para estirar tu cuerpo casi de 40 y hacer loncheras, desayunos y los almuerzos que la verdad hoy no les mandarás porque te han regresados los tapers intactos las últimas dos semanas. Después te fuiste al trabajo y volviste apuradísima, sólo para preparar un almuerzo que con las justas podrás disfrutar porque recién terminaste de cocinar 5 minutos antes que el señor de la movilidad tocara el timbre de tu casa. Estás cansada y se te acaban las ideas para entretener a tus niños y hoy no tienes plan que haga de la tarde de un miércoles, una super divertida, creativa y productiva. Pero en vez de enchufarlos a netflix, youtube o cualquier videíto que pudiera ser interrumpido sorpresivamente por Momo o la versión 2019 de garganta profunda (ambas igual de aterradoras), acá tienes 5 ideas para trabajar en casa con tus pequeñas.
Esto es facilísimo de hacer! Sólo necesitas cartulina de colores (los que más les gusten a tus hijos), pita, silicona, lápiz y una buena tijera.
Elige formas como triángulos, cuadrados, rectángulos, siluetas de animales, corazones o lo que les provoque, y dibújalas en la cartulina. Recorta y pega en filita dejando un poco de espacio entre pieza y pieza o colocándolas bien juntitas. Cuando tengas una tira bien larga, cuélgala en la ventana, el patio de los abuelos o llévala contigo a los picnics en el parque y tendrás un ambiente festivo siempre y hecho por tus manos y las de tus hijos.
Por fín tienes plantas vivas gracias a las habilidades que has desarrollado cuidando a tus pequeños, y quieres que tu rincón verde se vea más abundante, todavía. Una opción es comprarte más plantas en el vivero y otra es pintarlas para llenar tus paredes con ellas, así que date una vueltita por la ferretería del barrio o el mercado y cómprate uno o dos metros de plástico transparente tipo cristal. Córtalo a lo largo teniendo en cuenta el tamaño de una planta que haya crecido mucho hacia arriba y sujétalo a la pared con cinta adhesiva. Con un plumón grueso indeleble negro, invíta a tus hijos a dibujar una gran planta llena de hojas y flores y ayúdalos a ponerles color con témperas que pueden mezclar hasta encontrar todos los tonos de verde que se imaginen.
Ah! no te olvides de poner papel en el suelo antes de empezar o tendrás tu propia versión de un Jackson Pollock en el piso de tu casa.
Los materiales no son difíciles de conseguir y tampoco cuestan mucho, así que puedes cambiar la decoración con frecuencia.
Cuando te digo "pintura", seguro piensas en pinceles de manera automática, ¿no?. Pero y ¿ si exploramos otras posibilidades?
Manzanas, apios, zanahorias, hojas de diversos tamaños, naranjas o pimientos son alimentos deliciosos y elementos de la naturaleza que pueden, además, convertirse herramientas para lograr imágenes increíbles y así decorar varias cosas, como por ejemplo: un bolso de tela de esos que usas para ir a hacer las compras y no consumir más plástico del que ya tenemos que usar, unos cojines que se han vuelto aburridos por el uso y el tiempo, un mandil para cuidar tu blusa hermosa de las chispitas que libera el choclito cuando lo cortas, o unos originales individuales hechos de tocuyo o cualquier tela que se vea linda en la mesa de tu comedor.
Elige la fruta, hoja o vegetal más hermoso y asegúrate que no bote mucho líquido. Define la superficie en la que vas a imprimir y pon un cartón o algo liso y firme por debajo para que la imagen sea lo más prolija y precisa posible. Con la ayuda de una esponja, aplica acrílico o pintura para tela del color que más te guste y presiona con fuerza para que no queden huecos en la imágen.
Repite con tus niños ésta acción cuantas veces quieras para lograr el diseño que más les provoque.
Crear historias es algo que los niños hacen a diario sin notarlo siquiera, pues es parte de su juego y su prolífica imaginación, pero aterrizar esas historias y convertirlas en cuentos ilustrados por ellos mismos, puede ser el comienzo de algo grande y muy hermoso.
Comprar un cuaderno de hojas blancas siempre es una opción, pero hacerlo uno mismo es, sin duda, mucho más satisfactorio. Para esto puedes reciclar una caja de cartón que servirá para la tapa del libro, la que quedaría super si forras con telas que tengas por ahí guardadas. Divide horizontalmente una cartulina en 3 partes iguales y corta. Te quedarán unas tiras que deberás doblar como acordeón y pegar. Listo, ¡¡ya tienes las páginas!! Si tus niños no escriben aún, deja que te cuénten las historia y escríbela tú, teniendo en cuenta el espacio para que cada escena pueda ser acompañada de un dibujo. Usen plumones, lápices, témpera o pedazos de papel, tela o revistas que ya no quieras volver a leer, para materializar sus ideas. Las historias pueden ser largas o cortas y estar llenas de imágenes maravillosas que una vez terminadas, se convertirán en libros verdaderos que formarán parte de su propia biblioteca.
Si no tienes ningún material a la mano y hoy simplemente no te provoca controlar el uso de la goma, la escarcha o las traviesas gotas de témpera que siempre, pero siempre logran encontrar el camino hacia el sillón de tu sala, entonces busca en tu playlist las canciones más toneras, vístete como si fueras a una fiesta extravagante y sube el volumen al máximo para bailar hasta que les de una ataque de risa, que seguro (si el baile y la risa son lo suyo) disfrutarán a mil!
Como ves, éstas actividades, no solo tienen la intención de ocupar el tiempo de tus hijos en algo para que no se "aburran", pues la verdad el aburrimiento puede gestar grandes ideas (tal vez hasta algunas geniales), si no que te ofrecen la posibilidad de hacer cosas que ellos que, finalmente, tú también puedes disfrutar.