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Con frecuencia , los adultos asociamos ciertos hábitos y conductas de los niños con la inteligencia. Por ejemplo, asumimos que un niño ordenado, cumplido, limpio y silencioso, es un niño muy inteligente. Y si, un niño con esas características puede ser un persona con mucha capacidad intelectual, pero sorprendentemente una niña o un niño que presenta ciertos “malos hábitos” en su personalidad y su vida cotidiana, podría estar demostrando de manera indirecta, su alta capacidad e inteligencia.
Suena contradictorio, lo sabemos, pero ¿qué no lo es en el vertiginoso camino de la crianza?. A veces juzgamos a las personas adultas sin entender el verdadero motor de sus acciones y lo mismo hacemos con las niñas y niños. Asumimos de manera inmediata que un pequeño con un comportamiento que no nos reta como madres y padres, es un niño ejemplar, y que los que nos llevan de una emoción a otra y nos invitan a preguntarnos ¿qué estamos haciendo mal?, son elementos poco productivos para la sociedad. Solo se trata de niños expresando sus emociones, encontrando sus gustos y construyendo su identidad, ni buenos ni malos, solo diferentes entre sí. Pero curiosamente muchas veces algunos “malos hábitos” en los niños, pueden ser sinónimo de gran inteligencia y velocidad mental.
En esta nota te contamos sobre 8 malos hábitos de tus niños que podrían significar una inteligencia superior a la del promedio, o no.
Se dice que los niños que demuestran tener malos hábitos, son (contrario a la lógica) niños con mentes muy activas, creativas y altamente funcionales y que los hábitos poco deseables, son tan solo un reflejo de lo que dejan de lado, pues su mente está en constante movimiento, creando nuevos pensamientos y no tiene tiempo para actividades que no reten o estimulen sus mentes. Dentro de estos hábitos poco deseados, podemos mencionar:
Impuntualidad: Muchas veces los niños entran trade a las clases cuando suena la campana luego del recreo y es que sus mentes están enganchadas en otros temas “más importantes” que cumplir con los horarios impuestos por otras personas.
Preferencia a la Soledad: los niños con un coeficiente intelectual superior al del promedio, suelen disfrutar de pasar tiempo a solas, lo que puede ser confundido con una dificultad de socialización, cuando puede tratarse solo de la necesidad de reflexión, ya que poseen vasto mundo interior.
Desorden: el desorden exterior no tiene nada que ver con una mente ordenada. Una mente organizada, activa y muy productiva tiende a no mantener el orden en los espacios físicos, pero sin duda es una mente con un pensamiento creativo muy grande y de gran cantidad de espontaneidad.
Ser contestatario: el responder y decir siempre lo que piensan, es una característica de los niños con una inteligencia superior al promedio. Sucede que estos niños suelen tener ideas claras y mucha confianza en ellos mismos, por lo que al escuchar ideas que no se ajustan a la realidad, suelen discutir defendiendo su punto de vista, hasta el final.
Pereza: puede parecer que los niños muy inteligentes son perezosos, pues muchas veces dejan tareas cotidianamente importantes, sin hacer. Pero lo que sucede es que sus mentes están en constante movimiento y muchas veces esta actividad consume toda su energía y tiempo.
Ser nocturnos: aunque parece no guardar ninguna relación, existen varios estudios que respaldan la idea de que los niños con mayor inteligencia suelen estar más activos durante la noche que durante el día.
Vivir en la nubes: cuando vemos a las niñas y niños soñando despiertos, pensamos que este comportamiento responde más a una carencia que a una gran capacidad. Los niños que parecen estar fuera de la realidad, suelen estar en constante trabajo creativo, lo cual se traduce en un incremento de sus habilidades de resolución de problemas.
Ansiedad: esto podría significar que los niños tienen una visión más extensa o profunda de las situaciones que viven, y una capacidad de análisis mucho mayor a la de sus pares, por lo tanto pueden anticiparse a lo que podría suceder, lo que a su vez genera cierto grado de ansiedad en ellos.
Como ves, no todo lo que consideramos que no está bien, es necesariamente algo negativo. Muchas veces las cosas que no nos gustan tanto, pueden significar grandes talentos, muchas posibilidades y sorpresas muy positivas.
Escuchemos con atención a nuestras niñas y niños y observemos desde el corazón sus maneras, sus tiempos y sus hábitos. Así, si hay algo que debamos corregir o encauzar, será mucho más sencillo de lograr.