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¿Lápiz y papel o pantalla táctil y lápiz óptico?. He ahí el dilema.
El mundo ha cambiado mucho desde el comienzo de la historia de la humanidad. Ha cambiado la música y la forma en la que la escuchamos, ha cambiado la forma en la que nos desplazamos por el mundo, han cambiado las ciudades, ha cambiado la forma en la que construimos nuestras casas, la ropa y cómo nos vestimos, hemos cambiado nosotros y sin duda ha cambiado el arte.
Y es que vivimos en constante movimiento y en un descubrimiento permanente de lo que queremos y de quienes somos. Las herramientas para la vida van mejorando y hacen más fácil nuestro trabajo en todo sentido, haciendo que a veces nos alejemos del origen de las cosas.
Si hablamos de la comunicación podemos afirmar que la tecnología ha logrado que estemos cerca a pesar de estar a miles de kilómetros de distancia, si hablamos de la música podemos decir que tenemos la capacidad de guardar cientos de canciones en un dispositivo del tamaño de una uva y que podemos hacer música apretando solo unas teclas. Podemos visualizar un espacio que aún no ha sido construido y podemos viajar al otro lado del mundo en cuestión de horas y no en meses.
Los mismos cambios o mejoras suceden en el mundo del arte, sus plataformas, materiales y sus herramientas. Existen nuevas formas de concebir y ejecutar una idea artística como por ejemplo con el dibujo digital, por poner un ejemplo.
Tanto el dibujo digital como el analógico, son dibujos en toda su expresión, pero cada uno ofrece sensaciones, beneficios y dificultades distintas y en esta nota queremos hablar un poquito de ellas.
El dibujo es el punto de partida de gran parte de las exploraciones artísticas visuales.
El dibujo es también, una herramienta de comunicación utilizada con frecuencia durante las distintas etapas de una obra en proceso proyectual. Por lo general se usa para transmitir las ideas del artista o como parte de una investigación personal.
Pero el dibujo a lápiz o a tinta y papel es también, una obra y un lenguaje por sí mismo, por lo que tiene mucho valor artístico como proceso y obra terminada.
Para realizar un dibujo se utiliza gran cantidad de materiales diferentes, por ejemplo carboncillo, lápiz, tinta, incluso podemos dibujar con un borrador, plumones rotuladores y lo que sea que llegue a nuestras manos de artista.
Cuando dibujamos sobre papel, podemos explorar distintas superficies para cada dibujo variando en color, textura, dureza o grano del papel que estemos usando. Estas variantes dejan de ser condiciones del material para volverse parte del dibujo, enfatizando una luz, sombra o la textura de una piel arrugada por el tiempo en un retrato hiperrealista.
Un dibujo hecho a mano requiere práctica, toma tiempo y supone destreza de parte del artista en cada uno de los trazos. Las técnicas son muchas y cada una tiene atributos diferentes . Podemos hablar de dibujos lineales, dibujo a gran escala, puntillismo, dibujo 3D, caricaturas, impresionismo, hiperrealismo, etc. Todo vale y todos los recursos son bienvenidos en la exploración gráfica. El dibujo involucra el cuerpo y su movimiento, sobre todo cuando se trata de una pieza de gran tamaño que requiere estirar el cuerpo, subir y bajar y hacer trazos largos con mucha energía.
Dibujar sobre papel o cualquier otra superficie tiene ese encanto especial que no puede explicarse, sólo puede traducirse como purito placer.
Vivimos tiempos en los que se valora mucho la velocidad con la que podemos realizar nuestro trabajo, por lo que la tecnología es una herramienta muy importante para cumplir con este requerimiento.
Esta misma tecnología es responsable de una serie de herramientas cada vez más precisas y perfectas para el diseño y el dibujo digital. Estas herramientas dejan mucho espacio para el error y el ensayo, pues con solo una combinación de teclas, podemos retroceder hasta el punto exacto en el que queremos continuar sin perder todo el trabajo avanzado.
Las tabletas gráficas son herramientas efectivas y versátiles que facilitan el trabajo de un artista o diseñador, sobre todo cuando se trata de una imagen que requiere la aprobación de una cliente, retoques y ajustes que pueden aplicarse en muy poco tiempo con el programa correcto, a diferencia de una dibujo analógico que requeriría una nueva producción completa.
La tecnología desarrolla constantemente actualizaciones y pequeños ajustes que perfeccionan cada una de las herramientas para que sean aún más parecidas a la realidad que la herramienta real en sí misma, si eso es posible, claro. Es por esto que un dibujo hecho a lápiz óptico sobre una tablet, es casi tan perfecto como uno hecho sobre papel de grano grueso.
Otra de las ventajas del dibujo digital es que podemos compartirlo con mucha facilidad por nuestras redes sociales, sin tener que tomar una foto y editarla después. También nos da la posibilidad de imprimir rápidamente y crear en la misma herramienta un portafolio en el mismo lenguaje en el que creamos la imagen en primer lugar.
Podemos transportar todo un estudio con formatos diversos, papeles, pinceles, estilógrafos y lápices todo en un solo aparato electrónico que cabe en un bolso o una mochila. La tecnología es genial y de eso no existe duda alguna.
Lo cierto es que ninguna de las formas de dibujos reemplaza a la otra, simplemente son herramientas para potenciar un lenguaje universal.
Aprender a usar un lápiz, un plumón, carboncillo o un rotulador requiere el mismo trabajo y compromiso de parte de cada artista que aprender a crear archivos nuevos y llenarlos de líneas increíbles con una herramienta de este tiempo.
Nadie puede decirte cuál es mejor, solo tú puedes saberlo y para eso necesitas intentarlo todo. Deja que tu creatividad fluya por el papel o la pantalla y no dejes que nada frene tu talento.