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Leer un cuento a tus niños antes de ir a dormir o en cualquier momento del día, es una práctica que hoy no siempre tiene lugar en el calendario de actividades diarias y parece haberse desvanecido entre el brillo de una pantalla o el sonido mudo que se escapa a través de unos audífonos colgados de las orejas pequeñitas de nuestros hijos.
Ese tiempo especial que alguna vez pensaste dedicar cada noche a contar historias de duendes y gigantes, selvas repletas de fieras salvajes, castillos, estrellas, nubes, valientes mujeres y científicos locos, parece cada vez más lejano e imposible, pues la vida y sus cambios drásticos te tienen ocupada con todas las responsabilidades interminables que como mamá te toca asumir y muchas veces te llevan a delegar esa labor a la tecnología y a un aparato electrónico en un intento innecesario de llenar espacios.
No tienes tiempo y cuando lo tienes, no siempre se siente como algo que quieras hacer en ese momento. Pero acompañar a tus pequeños durante la lectura no solo puede ser delicioso para ellos, pues por un momento no deben que compartirte con el trabajo, la casa, el cole o las cuentas pendientes, si no que puede ser muy satisfactorio para ti si te animas a quitarte los zapatos y acurrucarte en sus camitas, mientras se sumergen en alguna historia muy interesante.
Tal vez este sea el momento de hacer una pausa, poner las preocupaciones en el estante de las ollas viejas y sacar un libro, uno muy rico que puedas leer a tus hijos, pues compartir un tiempo de calma y amor mientras lees para ellos, tiene muchos más beneficios de los que te imaginas.
La lectura de cuentos o historias es sumamente importante, ya que los niños desarrollan múltiples habilidades a partir de esta actividad, como por ejemplo:
Viajar por el mundo de historias fantásticas hace que los niños se sientan cómodos con la construcción de su propia fantasía y los invita a mantener activa su creatividad y aplicarla en diferentes momentos y espacios de su vida.
Escuchar historias de manera constante, ayuda a estimular la memoria para retener nuevos conocimientos de manera relajada, amable y hasta divertida.
A partir de la correcta pronunciación de las palabras y el uso de las mismas.
Muchas veces los niños no encuentran palabras para transmitir eso que sienten o piensan, pero a través de un proceso de identificación con algún personaje de un cuento, pueden lograr sentirse cómodos con ellos mismos y resolver situaciones cotidianas.
A través de momentos compartidos con los padres, hermanos, abuelos o tíos, dispuestos a pasar tiempo de calidad con los niños.
Esto depende de las historias que decidas leer a tus hijos, pues muchos cuentos o narraciones tienen una carga formativa importante.
Lee textos que reten a tus niños ofreciéndoles nuevas palabras cada vez. Asegúrate de explicar el significado de cada nueva palabra y no dudes en usar un diccionario si es preciso.
Leer es una fuente inagotable de nuevos conocimientos, tanto para los niños como los adultos. Si empiezan desde pequeños a leer, el mundo puede ser tan grande como ellos quieran que sea.
Para entender el mundo que los rodea, los niños deben atender y escuchar con todo el cuerpo y, a través de la lectura de cuentos o historias, ejercitan estas habilidades de manera natural y placentera.
Si tus hijos se relacionan con los libros y la lectura desde muy pequeños, es casi seguro que asuman esto como un hábito y parte de su vida adulta y cotidiana. Leer alimenta la mente y el sentimiento, por lo que si das el ejemplo desde el inicio, será muy fácil continuar con esta práctica tan productiva.
Cada libro que decidas leer a tus hijos tendrá un mensaje o un propósito. Aprovecha este momento y busca historias que los hagan empáticos y sensibles a las situaciones que atraviesan otros seres humanos en cualquier parte del mundo y en cualquier tiempo, o sobre la importancia de cuidar la tierra, las plantas y los animales. Sin duda hay mucho de donde escoger.
Aunque los bebés no entiendan por completo el sentido de una historia, se benefician del contacto físico contigo mientras los abrazas para contar un cuento, del sonido de tu voz al hacerlo, de los colores en las imágenes y las diferentes texturas de los libros.
Es recomendable compartir el contenido visual de cada libro que leas a tus niños, sobre todo si están empezando su proceso de lecto escritura, pues las imágenes, las letras y palabras, refuerzan el significado de lo que escuchan.
Ten muy presente que las historias que compartas con ellos deben ser adecuadas para su edad y momento de desarrollo y no temas empezar cuando son muy pequeñitos, pues nunca es muy temprano para disfrutar de un buen libro.
Como ves, compartir tiempo de calidad leyendo cuentos a tus hijos tiene múltiples beneficios relacionados a su desarrollo cognitivo y sobre todo emocional, pues estás construyendo recuerdos maravillosos que quedarán en su memoria y sus corazones y que seguro compartirán cuando les toque a ellos la emocionante labor de acompañar a sus propios hijos. Así que no lo dudes y empiecen juntos esta magnífica aventura, un libro a la vez.