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Seguro en más de una oportunidad te has sentido desesperada ante las reacciones desproporcionadas de tus hijos frente a una situación que genera en ellos frustración, molestia o enojo. Pones en práctica la calma y las frases positivas y apuestas por el entendimiento en ellos, pero aún así responden como si la vida fuera a terminar en ese momento, la propia y la ajena, claro. No importa cuántas veces hayas estado atenta a lo que ocurre, o con cuánto amor hayas validado los sentimientos de tus pequeñas fieras, a veces simplemente nada funciona.
Pero los expertos recomiendan actuar antes de que todo se salga de control, que explote la bomba o les de ataque peludo, es decir: prevenir parece ser la clave en todo esto. Lo cierto es que los niños son capaces (y mucho) de desarrollar su inteligencia emocional y la responsividad asertiva ante todas esas emociones que los envuelven y tú puedes ayudarlos a lograrlo de manera exitosa, con acciones que no son tan complicadas y que los involucran al momento de pensarlas y crearlas.
Por ejemplo:
Se trata de crear una rueda que contenga una serie de opciones que puede poner en práctica cuando necesite calmarse ante una situación límite. Solo tienes que dibujar un círculo en un papel o cartulina y dividirlo como si fuera una pizza. En cada espacio debes dibujar o pegar una imagen de esas cosas que pueden hacer los niños para calmarse, como por ejemplo: sentarse a pensar, dibujar, hacer unos ejercicios, amasar plastilina o lo que ellos y tu consideren adecuado para ese momento. Lo mejor sería trabajar en este círculo todos juntos y asegurarte que las acciones que contenga, sean adecuadas y beneficiosas para tus niños y la familia entera.
Se trata de destinar un espacio físico al que tus hijos puedan recurrir para recuperar el equilibrio en sus emociones cuando se sientan fuera de control. Es recomendable que escojan este espacio juntos y lo acondicionen de acuerdo a sus necesidades y a las posibilidades de tu familia. En un mundo ideal, podría ser una habitación entera llena de calma y artefactos relajantes, pero en la realidad de los espacios pequeños, puede ser un asientito muy cómodo, ubicado estratégicamente cerca de una fuente de luz natural y una plantita. Es necesario que los niños tengan a mano una serie de objetos o herramientas que los ayuden a cumplir con el objetivo de este espacio. Cosas como libros, música relajante, papel y crayones, plastilina, etc.
Esta es una técnica para que los niños aprendan a autorregularse y controlar arranques de ira, comportamientos impulsivos o incluso agresivos. El semáforo tiene la intención de ayudar a los niños a actuar sobre esas emociones antes que exploten y se vuelvan incontrolables.
La idea es hacer junto con ellos, un semáforo de papel con instrucciones simples y visibles que los ayuden a seguir tres pasos:
1-Rojo: detenerse, relajarse y pensar antes de actuar
2- Amarillo: pensar y encontrar soluciones para lo que ha sucedido
3- Verde: avanzar y poner en práctica la mejor solución
Tu acompañamiento es muy importante para ayudarlos a seguir y entender esta herramienta de autorregulación.
No todos los niños son iguales y no todos logran responder a las mismas herramientas de manera exitosa. Es por esto que si tus hijos poseen gran sensibilidad sensorial o presentan una mejor respuesta al contacto con elementos de la naturaleza que a carteles o imágenes, puedes proponer un espacio que los transporte a esos lugares que les ofrecen paz y armonía cada vez que se sientan enojados y fuera de control.
Puedes tener algunos materiales como piedras lisas y suaves, un poco de arena limpia o un recipiente con agua, al que puedes agregar algo de jabón si el cambio en la textura favorece a la resolución del problema.
La música tiene el poder de tranquilizar hasta la persona más feroz, pues es capaz de activar ciertas áreas de nuestro cerebro y generar calma y tranquilidad. Prueba con música o sonidos de la naturaleza, mantras o algún ritmo que ofrezca bienestar a tus hijos hasta conseguir recuperar el control y reencontrar su centro.
Toda la música vale, solo debes encontrar la que sea correcta para ellos.
Con esta práctica invita a tus hijos a ser conscientes sobre su propio cuerpo y los movimientos básicos y vitales que realiza a cada momento. Pon sus manitos sobre su abdomen para que sienta cómo crece al llenarse de aire y cómo se desinfla al exhalar. Este movimiento repetido y silencioso, va llevando a los niños a un estado de calma de forma orgánica y placentera.
Pueden ser hechas con jabón o soplando agua en una vasito con una cañita. Lo que este ejercicio intenta conseguir, es la calma a través de la respiración controlada de los niños, las burbujas son solo un gran pretexto para lograrlo.
Esta es una estrategia muy conocida para calmar momentos de mucha ansiedad o angustia, tanto en adultos como en niños. Y tal vez sea aún más efectivo, si es que tus niños participan en la fabricación de esta herramienta tan divertida.
Es muy fácil hacer una, solo necesitas globos, arroz, alpiste o chuño. Debes meter el material que elijas dentro de un globo con ayuda de un embudo y luego meter esa bolita dentro de otro globo. Así será más fuerte y duradera.
Recuerda que debe tener un tamaño adecuado para las manos de tus niños.
El amor y el contacto físico cargado de afecto, genera bienestar y produce oxitocina, una hormona que ayuda a regular algunas emociones.
Los abrazos ofrecen seguridad y contención a los niños, sobre todo cuando sus propias emociones los superan hasta el punto de alejarlos de su centro y el control sobre sí mismos. Es por eso que tu cariño y acompañamiento pueden hacer la diferencia cada vez. Pero no olvides preguntarles en esas situaciones complicadas, si desean recibir un abrazo o prefieren calmarse de otra manera, pues podrían sentirse aún más enfadados si no es lo que necesitan en ese momento.
Puedes poner en práctica muchos consejos y tips para ayudar a tus hijos a recuperar la calma cuando se sienten muy enojados o frustrados y seguro todos son de mucha ayuda, pero sin duda alguna, el ejemplo que les das y las técnicas de autocontrol que apliques en tí misma, serán las más efectivas dentro de tu hogar.
Los niños aprenden por imitación a través de las neuronas espejo, las que tienen la función de repetir los comportamientos de quienes están cerca, con la finalidad de aprender de ese entorno. Por lo tanto si tu logras manejar de manera calmada los momentos de estrés que se puedan presentar cada día, ellos aprenderán un mensaje muy poderoso que sumará de manera positiva en su vida de adultos.
Finalmente debes tener muy presente que la crianza de tus hijos es un proceso que demandará mucho de ti y de tus emociones, pero que te regalará las más grandes alegrías y la satisfacción de haber hecho todo por ellos, por verlos felices, saberlos bien y sobre todo, tener la certeza de que todo lo hiciste con amor.