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¿Alguna vez imaginaste vender un cuadro tuyo por tres millones de dólares? Probablemente no, y seguro que Alec Andon tampoco.
Entre cinco mil y tres millones de dólares es el precio estimado de las obras de Alec, mejor conocido como Alec Monopoly.
Si aún no lo conoces y te sientes intrigado por este personaje, sigue leyendo.
Alec, artista estadounidense, crecido en Nueva York, transmite más que trazos y colores a través de sus graffitis y cuadros. Su obra habla sobre las prácticas del sistema capitalista, el dinero y los lujos. Está caracterizado por los colores fuertes, fondos con papel periódico y dos personajes que aparecen bastante seguido: Mr. Monopoly y Richie Rich.
Amante del arte del graffiti, Alec cuenta que nunca hubo un momento en el que sintiera que quisiera convertirse en artista, porque él simplemente nació siéndolo.
Ha recorrido el mundo graffiteando vallas, paredes y muros; lugares de Miami, Los
Ángeles, México y de varios países de Europa y Asia han sido conquistados por su estilo único e irreverente, generando intriga y ganándose el reconocimiento de miles alrededor del mundo. Así lo demuestran sus 641 mil followers en Instagram, en donde por cierto, nunca muestra su rostro. En todas las fotos tapa la mitad de su cara con la ayuda de una bandana, un tapaboca o con su propia mano, haciendo referencia a los artistas callejeros que deben ocultar su identidad para seguir pintando en las calles con total libertad.
Lo que sí muestra a través de esta red social, además de su arte, son los ostentosos objetos que posee, como autos de lujo y joyas. Pero su compañía no se queda atrás, Alec es amigo de diferentes celebridades como Scott Disick y Sofia Richie, y también ha intervenido objetos de lujo como el bolso Birkin de Hermès de Khloe Kardashian e hizo shows en vivo para la alfombra roja de Justin Bieber y para el W Hotel en Bali, Indonesia, uno de los más lujosos del mundo.
Alec demuestra que creer en sí mismo y hacer lo que se ama, siempre da excelentes resultados. Convirtió el graffiti, una actividad considerada ilegal y vandálica en muchos lugares del mundo, en puro arte que el mundo ahora admira y valora pagando grandes cantidades de dinero para llevar las obras a sus paredes.