El debate sobre si los niños y las niñas aprenden de manera diferente ha sido objeto de atención durante mucho tiempo y diferentes grupos de personas. Aunque ambos, niñas y niños, comparten capacidades cognitivas similares, existen diferencias sutiles que los estudios científicos han comenzado a desentrañar. La exploración del cerebro humano en sus distintas etapas y condiciones, ofrece una gran cantidad de información sobre las diferencias entre las personas en general y en los niños en particular. Comprender estas diferencias puede ayudarnos a adaptar mejor las estrategias de educación y estimulación para optimizar el aprendizaje de niñas y niños en todo el mundo.

Fundamentos científicos 

Todas las personas en el mundo valemos igual, debemos tener los mismos derechos y deberes como ciudadanos, pero somos distintos unos de otros sin duda alguna. Las diferencias nos alcanzan a todos, adultos, jóvenes y niños y muchas son producto de nuestras circunstancias y experiencias de vida, mientras que otras tienen un origen biológico que la ciencia busca explicar con evidencia real. Con frecuencia nos preguntamos si es verdad que las niñas y los niños aprenden de manera distinta y la respuesta es que el cerebro de las niñas y el de los niños, procesa la información que recibe de modos distintos, por lo que interpretan el mundo, lo perciben y lo conocen de maneras particulares.

En el caso de las diferencias de aprendizaje entre niñas y niños, es importante entender que más que habilidades de carácter cognitivo entre un cerebro femenino y uno masculino, se trata de diferencias para procesar los estímulos del mundo alrededor, lo que afecta sus relaciones interpersonales, la percepción de su universo, los procesos de aprendizaje y la vida en general. Algunas de estas diferencias son: 

• Diferencias en el desarrollo del cerebro: Desde una edad temprana, los cerebros de los niños y las niñas experimentan ciertos patrones de desarrollo que pueden influir en cómo procesan la información y aprenden nuevas habilidades. Por ejemplo, se ha observado que los cerebros de las niñas pueden madurar más rápidamente en ciertas áreas relacionadas con el lenguaje y la empatía, mientras que los niños tienden a mostrar un desarrollo inicial más pronunciado en habilidades visuoespaciales y motoras.

• Diferencias en las conexiones cerebrales: Estudios recientes han sugerido que las conexiones cerebrales difieren entre niñas y niños, lo que puede influir en los estilos de aprendizaje. Por ejemplo, las niñas tienden a mostrar una mayor conectividad entre los hemisferios cerebrales, lo que podría favorecer habilidades de pensamiento inductivo y la integración de información emocional y contextual. En contraste, los niños tienden a exhibir una mayor conectividad dentro de los hemisferios cerebrales, lo que puede facilitar habilidades de pensamiento deductivo y la coordinación de espacio y movimiento.

• Factores hormonales: Las hormonas como la testosterona y el estrógeno también pueden desempeñar un papel en la forma en la que las niñas y los niños se relacionan con el mundo. Estas hormonas influyen en la estructura y función cerebral, afectando a la vez las preferencias y habilidades cognitivas.

• Estilos: Si bien no todas las diferencias son biológicas, los estudios sugieren que hay tendencias generales en el aprendizaje entre niños y niñas. Por ejemplo, las niñas tienden a favorecer métodos de aprendizaje más verbales y colaborativos, mientras que los niños pueden mostrar una inclinación hacia actividades más físicas y competitivas.

Importancia de un ambiente estimulante

Más allá de las diferencias biológicas, un ambiente estimulante y de apoyo es fundamental para el desarrollo integral de cualquier niña o niño. La creatividad, la resolución de problemas, la autonomía y la empatía son habilidades universales que todos deben desarrollar, independientemente de cualquier característica personal. Al proporcionar un entorno seguro y enriquecedor, podemos ayudar a nuestros hijos a alcanzar su máximo potencial y prepararlos para enfrentar los desafíos del mundo moderno. 

Consejos para la estimulación del aprendizaje

Entender que existen diferencias entre niñas y niños, no implica limitar las oportunidades de aprendizaje de ningún de ellos o direccionar las experiencias que ofrecemos en un solo sentido, sino adaptar el enfoque educativo para maximizar su potencial. Estos son algunos puntos importantes que debemos tener muy presentes cuando se trata del desarrollo integral de nuestros hijos: 

• Ambiente estimulante: Para motivar a los pequeños a amar el mundo y sus miles de posibilidades, es crucial proporcionar un entorno enriquecedor donde los niños tengan acceso a una gran variedad de estímulos. Esto incluye libros, juegos educativos, actividades al aire libre e interacciones sociales que promuevan tanto el desarrollo cognitivo como emocional. Además de una comunicación constante que enriquezca tanto el vínculo familiar, como el vocabulario de los niños y las prácticas del diálogo. Un ambiente en el que se ofrecen experiencias de exploración y descubrimiento es, sin lugar a dudas,  una espacio de desarrollo.

• Fomentar intereses individuales: Observar y apoyar los intereses naturales de cada niño o niña puede ser la clave de un futuro pleno. Alentar actividades que despierten su curiosidad y creatividad, puede ayudarles a desarrollar habilidades de manera más efectiva. Escuchar a nuestros hijos puede ayudarnos a elegir experiencias de gran beneficio para ellos.

• Visión inclusiva: Aunque se reconozcan ciertas diferencias, es esencial no perpetuar estereotipos restrictivos. Los niños pueden beneficiarse de actividades que tradicionalmente han sido asociadas con las niñas y viceversa. El género no debe (bajo ninguna circunstancia) definir el tipo de actividades que los niños realizan, siendo adecuados el fútbol, la cerámica, la pintura, las caminatas, la gimnasia, el ballet, el surfing, la ciencia o la música y el baile para niñas y niños por igual. De la misma manera que no existen colores para niñas o niños, no existen actividades excluyentes para ellos.

Aunque claramente existen diferencias entre niñas y niños en términos biológicos y de percepción del entorno, estas diferencias son complementarias más que restrictivas. Proporcionar un ambiente familiar y educativo rico en estímulos en función de estas diferencias puede ser clave para fomentar un desarrollo óptimo en todos los aspectos de la vida de nuestros hijos.