Todos los días repartimos nuestro tiempo entre el trabajo, la casa, los niños, su escuela y todas las otras millones de cosas que tenemos la suerte de estar obligados a hacer. Es normal que le dediquemos gran cantidad de nuestra energía y de nuestro tiempo a cuidar nuestros trabajos, pues de esa manera aseguramos las necesidades de nuestra familia, su estabilidad y bienestar, lo que en este tiempo de pandemia, sea tal vez, el más grande de los tesoros.

Paradójicamente en esta búsqueda del bienestar de quienes amamos, y aunque sea una contradicción, con frecuencia nos sucede que olvidamos destinar tiempo para estar con ellos. Y no porque no tengamos muchas ganas de hacerlo , si no porque  lo urgente suele NO dejar tiempo para lo importante.

Pero no solo los adultos trabajamos y hacemos mucho, últimamente las niñas y niños en casa tienen tanto con lo que cumplir, que no queda tiempo para simplemente no tener que hacer nada. Mis hijas pasan gran cantidad de tiempo terminando tareas,  investigando y buscando información para los trabajos grupales y cumpliendo con sus responsabilidades, pues es lo que en casa y en la escuela  les pedimos que hagan todos los días.

Y finalmente esta dinámica de acción y responsabilidades, funciona.  La casa marcha, mis niñas estudian y aprenden,  el trabajo se cumple, pero al final del día seguimos pensando en trabajo y pendientes y con frecuencia no tenemos tiempo para apretarnos, abrazarnos, apachurrarnos fuerte y saber cómo nos fue hoy, aunque hayamos estado a 1 metro de distancia uno del otro, el día entero. 

En ocasiones solo puedo preguntar a mis niñas sobre su día cuando ya están metidas en la cama y es definitivamente descabellado no haberlo hecho antes, pues nos vimos en todo momento, por lo que matemáticamente hablando, nos sobra el tiempo para estar juntos y no solo estar físicamente cerca con la mente y el corazón en cualquier otro lado.

Pues bien, como esto no nos gusta, decidimos hacer algo al respecto e hicimos algunos acuerdos familiares que nos regalen un poquito más que 10 minutos cada noche para sentirnos una familia de esas tipo peli  que se comunica, sonríe y es feliz (aunque suene horriblemente cursi).

Decidimos que así como respetamos los horarios de inicio del trabajo y de las clases del colegio, también vamos a respetar los horarios de salida y que las computadoras se deben apagar a cierta hora para estar juntos (pero entendemos que hay situaciones extraordinarias en las que no será posible).

Nos damos besos y abrazos cada vez que podemos. Tenemos el compromiso de hacer una mini pausa y abrazarnos grupalmente, todos (hasta el perro), fuertemente para poder seguir con nuestros deberes diarios recargados.

Nos preguntamos varias veces cómo estamos y si necesitamos algo.

Nos ayudamos entre todos para dejar la casa lista para el día siguiente.

Repartimos responsabilidades para dejar más tiempo libre y hacer algo juntos.

Intentamos salir a caminar a diario los cuatro, bueno los cinco porque Milco es parte de la familia, montar bici o scooter, aunque sea por  30 minutos.

Aceptamos que algunos días mamá o papá tendremos que trabajar en el tiempo familiar y todos ayudamos para que nadie se sienta mal por ello.

Finalmente tratamos de comunicarnos siempre con claridad para que todos en casa tengamos muy presente que cumplir con nuestras responsabilidades es muy necesario, pues así nos ayudamos a estar juntos, a estar tranquilos, a estar bien y ser felices. En esta casa somos un equipo, y sabemos que eso significa trabajo duro, pero una gran recompensa.