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Aprende cómo detectar problemas de audición en los niños

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Cuando  nos convertimos en mamás, lo que más anhelamos, es que nuestros bebés estén sanos y completos. Que crezcan felices y fuertes y así poder disfrutar de este maravilloso momento de amor inexplicable y aprender a sorprendernos con ellos otra vez, mientras descubrimos nuevamente,  ese mundo que nos rodea y del que ya creíamos saber todo.

Nos hacemos una idea preconcebida e idealizamos  lo que será caminar de la mano de nuestros pequeños y nos proyectamos a un futuro amable y sin complicaciones. Pero la vida no siempre tiene los mismo planes que nosotros, por lo que  las sorpresas que nos da, no siempre son placenteras ni las pruebas, sencillas. 

Nuestras niñas y niños son universos muy complejos y no siempre es fácil reconocer que pueden requerir especial atención en algún aspecto de su desarrollo.

Muchas veces las dificultades son invisibles hasta que los niños llegan a una etapa en la que se develan por las necesidades y exigencias de su proceso de crecimiento.  Algunas veces puede tratarse de un tema de movimiento, de un desarrollo tardío del lenguaje o de un déficit de atención.

Las posibilidades son amplias, pero hoy queremos hablar de los problemas de audición en los niños y cómo detectarlos de manera temprana, pues es así como lograremos darles solución o aprender a vivir con ellos de la forma más amable y provechosa.

En los primeros años de vida de un niño, la audición es un aspecto fundamental del desarrollo social, emocional y cognitivo. La pérdida leve o parcial de la audición, puede afectar su capacidad  de hablar y entender el lenguaje.

Por suerte, los problemas de audición suelen ser tratables si son detectados a tiempo, por lo que los médicos sugieren hacer evaluaciones periódicas  de descarte.

Son varias las causas de los problemas auditivos en los niños y pueden estar relacionados con un nacimiento prematuro, dificultades durante el parto, antecedentes familiares de pérdida de audición infantil, o simplemente infecciones recurrentes de oído. 

Los bebés pasan por varias pruebas al momento de nacer y entre ellas se verifica la correcta respuesta auditiva del recién nacido. Si la prueba no da los resultados esperados, no necesariamente significa que el bebé no podrá escuchar, por lo que antes de los 3 meses se deben realizar más exámenes para estar seguros.

Pero para evitar sorpresas desagradables, además de tener muy presente que cada niño es único y por lo tanto ninguno  hará nada igual que otro, también debemos tener en cuenta que  existen ciertos indicadores estándar que podemos aplicar en casa mientras observamos el desarrollo de nuestro pequeño según su edad y que nos ayudarán a medir su  proceso de crecimiento  dentro de los parámetros “normales”. 

Si hablamos de temas auditivos propiamente, diremos que:

Un recién nacido reacciona a un estímulo auditivo con “susto”, dando pequeños saltitos, sobre todo si este es fuerte y súbito. También podemos añadir un gesto de sorpresa en la reacción del bebé, o incluso un movimiento en dirección de la fuente del sonido.

Entre los 2 y 4 meses, los bebés han progresado en el desarrollo su sentido de la audición y pueden reaccionar a las distintas intensidades de estos.  También ha llegado el momento en el que diferencian las voces de mamá y papá y comienzan los sonidos de vocalización de algunas consonantes.

Entre los 5 y los 7 meses, comienzan las risas verdaderas y los balbuceos. Aparecen los Ma y Pa y otra cantidad de sonidos que se parecen mucho a palabras reales.

A partir de los 8 meses y hasta los 12, las palabras toman sentido y hay una respuesta clara al estímulo que estas suponen. Los bebés entienden la relación entre ellas y los gestos y algunas palabras como agua o pan, pueden formar parte de su vocabulario en esta etapa. 

Partiendo de estos indicadores,  estar atentos al desarrollo de nuestros bebés, es la mejor manera de detectar cualquier anomalía auditiva, pues los niños pequeños pueden sufrir de una pérdida de audición paulatina (temporal o permanente), e incluso una sordera total congénita. Para poder reconocer si tu bebé  podría estar atravesando una situación como esta, debes estar atenta a las siguientes manifestaciones:

- No responde a los estímulos auditivos (sonidos, ruidos fuertes y voces)
- No responde a su nombre.
- Presenta una falta de atención frecuente
- Le resulta difícil entender lo que pasa a su alrededor o lo que dicen las personas.
- Tiene dificultad para articular fonemas como los otros niños de su edad.
- Sube mucho y constantemente el volumen de los aparatos electrónicos, como la tele o la radio.
- Parece tener dolor de oído o comunica que lo tiene.
- Presenta dificultades académicas en el colegio.
- Cuando habla con algún pariente por el teléfono, no parece entender la conversación y cambia el aparato de oreja constantemente.

Observar con atención a nuestros pequeños es una manera muy efectiva de detectar dificultades o problemas, lo que (conjuntamente con una  oportuna comunicación con su pediatra), podría ayudar a resolver cualquier dificultad antes que esta  avance hasta el punto de convertirse en una condición permanente. 

La vida de mamá está llena de pruebas duras, dificultades y retos que jamás imaginamos nos tocaría sortear, pero también está llena de amor, palabras dulces y miradas bonitas. No tengamos miedo de afrontar lo que la vida nos ponga delante, pues eso que nunca  esperamos que pasara con nuestras niñas y niños, no siempre significa algo malo. A veces solo significa ser diferente.

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