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¿Por qué el mar es salado?. ¿Por qué la luna a veces es redondita y otras no?. ¿Por qué los pajaritos vuelan?. ¿Yo puedo volar?. ¿Cómo guardas un bebé en tu panza?, ¿no se ahoga allí adentro?. ¿Por qué los arbolitos crecen para arriba?, ¿Por qué las hojas son verdes? ¿Por qué, por qué, por qué?.
Los niños crecen y sus ganas de conocer el mundo y saberlo todo, también. Es hermoso escucharlos apoderarse de las palabras para comunicar sus ideas mientras van aprendiendo y guardando nuevos conocimientos en sus mentes ávidas de saber.
Entre los dos y los cuatro años, los niños entran en una etapa muy importante en su desarrollo, pues exploran el lenguaje y el pensamiento a través de las preguntas. Muchas veces para los adultos, estas preguntas parecen no tener ningún objetivo, pero si tenemos presente que los niños están empezando a almacenar información, podremos entender que cada uno de los “por qué” es igual de importante que el anterior.
A pesar de saber que esta es una etapa, cuando los niños empiezan a preguntar sin descanso acerca de todo, no es extraño que nos sintamos algo cansados y hasta desesperados, pues no siempre es sencillo encontrar la respuesta adecuada a cada una de sus pequeñas pero grandes preguntas.
Esas cosas que los adultos sabemos sobre el sol, la luna, el mar, la tierra, los países, el amor, el odio y el tiempo, son conceptos muy lejanos e información inexistente para los niños. Con esto queremos decir que lo que tu sabes, no lo sabe un niño y es lógico que lo pregunte. Los niños necesitan entender y conocer el mundo a su alrededor, saber cómo funciona y por qué funciona de esa manera, necesitan descubrir y explorar y hacer miles de preguntas cada día, así que empecemos por ser pacientes para poder responder.
Debemos recordar en todo momento que las preguntas de los niños son una señal muy positiva, pues significa que sus mentes se encuentran activas y su pensamiento está desarrollándose de manera adecuada. Los niños que hacen muchas preguntas, también podrán dar muchas respuestas. De esta manera el pensamiento crítico de los niños se activa y crece para convertirlos en personas con criterio y capacidad de análisis.
Las preguntas de los niños pueden generar múltiples respuestas y situaciones que van trayendo nuevas preguntas y más respuestas y así de manera infinita, pero si hay algo que jamás debes decirles a los niños cuando preguntan, es que no pregunten. Los niños no deben sentir que son una carga o un fastidio y algunas de nuestras respuestas pueden llevarlos a ese sentimiento.
Puedes estar muy agotada, ocupada o tal vez estas teniendo el peor día de todos y mereces un poco de silencio y calma, por lo que tu respuesta puede ser que necesitas un momento mientras terminas lo que estás haciendo y luego podrás responder todas las preguntas del mundo.
Los niños necesitan hacer preguntas mil veces y una vez más y tus respuestas pueden determinar la forma en la que ven el mundo a su alrededor. No siempre es fácil seguir el ritmo de un pequeño lleno de curiosidad y entusiasmo, pero recuerda ser paciente y amable con tus respuestas, pues son las verdades que ellos llevarán en su corazón por mucho tiempo.