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Inteligencia emocional: Consejos para que mamá y papá cuiden la salud mental de los niños

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Como mamás y papás nos preocupamos de la salud de nuestros niños, de los resfríos y virus, de una alimentación que los mantenga fuertes y enérgicos, de un descanso adecuado para crecer y poder cumplir con las responsabilidades de cada día.  Si los vemos muy delgados mejoramos la dieta, si los vemos pálidos aumentamos algunos alimentos  que podrían estar faltando, si hay algún dolor, buscamos el origen y lo curamos, pero hay algunas dolencias o males que son invisibles ante los ojos y tienen que ver con lo que pasa en la mente y el corazón de nuestras niñas y niños.

La salud mental y el bienestar emocional de nuestros pequeños es exactamente igual de importante que un cuerpo fuerte y bien alimentado, pues la serenidad en mente y emoción, permitirán que todo lo demás funcione en armonía.

Una buena salud mental durante la infancia es fundamental para el desarrollo integral de un  niño y para que logre desarrollar su potencial completamente, lo que significa el correcto uso de su cuerpo, sus habilidades comunicativas y lenguaje, sus capacidades cognitivas, sus relaciones sociales y el manejo y reconocimiento de sus propias emociones. De esta manera evitamos la presencia de enfermedades o trastornos mentales y emocionales.

Y entonces nos preguntamos ¿cómo definir un trastorno de este tipo? Pues podríamos decir que algunos niños, adolescentes o personas en general, tienen pensamientos negativos recurrentes, autoestima baja, la necesidad de control externo, carencias afectivas y tienden a preocuparse de manera excesiva por las circunstancias que les presenta la vida. Son estas las personas (grandes o pequeñas) más propensas a sufrir un trastorno emocional o mental.

Pero ¿cómo aparecen los trastornos mentales en  los niños?

Generalmente, las enfermedades mentales no se desarrollan por sí solas, sino que se originan por cambios drásticos y abruptos o eventos traumáticos en la vida de los  niños, que pueden estar relacionados con una pérdida, una experiencia violenta o de abandono y desprotección.

Estos trastornos en los niños, pueden afectar la forma en la que aprenden, se comportan, se relacionan con sus pares y familiares o manejan sus emociones y si no se detectan a tiempo y se tratan debidamente, pueden degenerar en comportamientos violentos contra otras personas y contra ellos mismos.

Nuestras niñas y niños viven un tiempo lleno de incertidumbre y temor donde muchas familias han perdido a alguien importante. Esto ha generado muchas dificultades mentales y emocionales en ellos. Es por esto que, teniendo muy presente que aún no acaba la pandemia y que aunque  cada día estamos más cerca del final todavía no hemos recuperado nuestras libertades, dejamos estas recomendaciones que pueden ser muy útiles en la salud mental y emocional de nuestras niñas y niños.

-Rutinas:

Una casa donde ciertas cosas suceden siempre de una forma similar o en un mismo horario, ayuda a que los niños que viven en ella se sientan seguros y confiados. Las rutinas son importantes en el periodo de formación de las personas y los niños las necesitan para crecer con bases firmes.

Descanso reparador, momentos de juego, tiempo libre, hábitos de higiene personal y orden de los espacios de casa, son cosas que deben mantener un ritmo o un cronograma para que los niños sepan siempre lo que toca hacer y lo que no.

Lejos de ser algo aburrido, esta práctica promueve la independencia y la autonomía en los niños y adolescentes, por lo que son muy importantes en cualquier hogar. Pero esto no significa que debemos olvidar las sorpresas o las acciones espontáneas, solo significa que cuando estas sucedan, serán mucho más ricas y especiales.

-Hábitos saludables:

El ejercicio físico es tan necesario como el ejercicio mental. Cuerpo y mente son igual de valiosos y  deben estar en buenas condiciones para que el otro también lo esté. Es por esto que los niños y adolescentes deben hacer rutinas de ejercicios  al menos 3 veces por semana. Juegos físicos, rompecabezas, concursos de dibujo y actividades que produzcan mucha alegría y bienestar.

Debemos incluir una dieta balanceada y un consumo de agua suficiente  que se ajuste a la edad de nuestras hijas e hijos.

Realizar ejercicios o actividades en familia, fortalece los vínculos y crea cercanía entre sus miembros. 

-Las emociones:

Debemos hablar con ellos siempre y darles seguridad y confianza. Guiarlos por el universo de las emociones para que sepan con certeza que expresarlas es la mejor forma de reconocerlas. 

No deben sentir vergüenza de lo que sienten, pues de ser así ese sentimiento irresoluto podría tornarse con el tiempo en una carga muy pesada de llevar.

Lo mejor es hablar con ellos y demostrarles con el ejemplo que hablar de nuestras emociones puede ser algo muy positivo. Debemos reforzar también, el amor que sentimos por ellos, pues un pequeño que se sabe amado, tiene menos temores y una autoestima  grande y poderosa.

-Atención:

Podemos implementar rutinas y dinámicas que mantengan a nuestros pequeños enfocados, divertidos y sanos, pero a veces las cosas escapan a nuestro control y pueden presentarse dificultades inesperadas contra todo pronóstico. Dificultades de las que no se pueden ver o sentir, si no hasta que han causado mucho daño en la mente y el corazón de los niños.

Es por esto que es tan importante estar atentos a los cambios en la conducta de nuestros hijos, aunque puedan parecer pequeños e irrelevantes.

Cualquier  diferencia en su comportamiento puede significar muchas cosas, desde lo esperado y habitual mientras crecen y se desarrollan, hasta un trastorno mental que podría causar un daño irreparable en ellos.

Lo mejor es permanecer vigilantes y atentos a lo que sucede cada día, así si algo llegara a ocurrir, podremos detectarlo a tiempo.

-Pide ayuda:

Los trastornos mentales y la falta de salud emocional, no desaparecen por sí solas. Con frecuencia requieren de una terapia, cambios en la rutina de casa, mucha conversación y acompañamientos de alguien con la capacidad de una escucha verdadera y en algunos casos extremos, medicación de algún tipo.

No dejes pasar el tiempo, si crees que algo no marcha bien, consulta con un médico que pueda orientarte para resolver el problema antes que crezca. 

Lo mejor que podemos hacer es tomar acción sobre lo que podría causar un daño irreversible en nuestras hijas e hijos.

Recuerda que a veces los niños simplemente no se sienten con ganas de nada algunos días, lo que no significa que algo malo esté sucediendo, así que no necesitas vivir buscándole 3 pies al gato o creyendo que todo es peor de lo que es, pero debemos tener los ojos, el corazón y la razón muy abiertos para reconocer cuándo nuestros pequeños necesitan ayuda.

Solo tú conoces tan bien a tus  niños que sabrás diferenciar entre un mal momento y un verdadero problema.

Mientras tanto dales amor, comprensión y atención. Conversa con ellos, juega mucho y recuérdales que este tiempo bizarro pronto llegará a su fin y retomarán los juegos con los amigos, los paseos a la playa, los abrazos a los abuelos y todo lo que los hacía gritar de felicidad cada tarde en una escapadita al parque para regresar sucios, sudados y con las rodillas raspadas, como debe ser.

  • Haz hábitos que impliquen movimiento.
  • Crea diferentes actividades físicas.
  • Realiza pausas activas mentales y físicas.
  • Establece rutinas donde se contemplen diferentes actividades de interés de niños, niñas y adolescentes.
  • Construye con diferentes materiales reutilizables juegos y juguetes que permitan momentos de movimientos
  • Organiza tu día estableciendo horarios para el estudio, tender la cama, etc.
  • Realizar ejercicio en familia es cuidar de la salud mental y física de los niños fortalece los vínculos afectivos y refuerza el seguimiento de instrucciones.
  • Los pequeños que pasan mucho tiempo observando pantallas. Ellos pueden perder oportunidades importantes de practicar y dominar las habilidades interpersonales, motoras y de comunicación.
  • Entrégales ‘vales de motivación’ para canjearlos cuando hagan las tareas, alcancen metas o cualquier otro motivo positivo.
  • Leer un libro ayuda a que los niños estimulen su imaginación y su creatividad, enriquezcan su cultura y aumenten su interés por las cosas que los rodean.

Una buena salud física respalda una buena salud mental. Hábitos alimenticios saludables, ejercicio regular y pautas de descanso adecuadas, protegen a los niños contra el estrés de las situaciones difíciles. El ejercicio también ayuda a reducir las emociones negativas, como la ansiedad, la ira o la depresión.



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