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De Má a mamá: ¿Por qué deberías empezar a escribir un diario?

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Hace algunas semanas encontré entre mi desorden un pequeño diario que empecé cuando mis niñas eran muy pequeñitas. Leí cada página como si fuera la historia de alguien más y mi pecho se llenó de emoción. 

Cuántas cosas han sucedido que hoy no recuerdo y que estoy segura tuve la certeza de que no olvidaría jamás en el momento en el que estaban pasando. Pero la vida nos quita nitidez en los recuerdos, al mismo tiempo que va llenando nuestra memoria de nuevos acontecimientos igual de mágicos que los primeros. Vamos olvidando los olores, los colores, las temperaturas, los sonidos y es inevitable sentirse triste pues algunos momentos de la vida desaparecerán para siempre.

Es por esto que hoy he decidido empezar un nuevo diario. Uno escrito a mano, con mi letra chueca e ininteligible a ratos. Uno que cuente quién soy hoy día, quién fui ayer y quién seré mañana. Uno dedicado a mis hijas para que cuando crezcan y quieran saber de mí (contado por mí misma), puedan leerme narrando momentos de sus propias vidas que seguro solo recordarán por partes. Un diario lleno de historias escritas, para cuando mi voz ya no pueda contarlas. Pero también un diario en el que yo pueda hablar de MÍ, conmigo, y que no me deje olvidar esas cosas que veo, que pienso, que escucho, que quiero y las que no quiero también. Uno en el que pueda desahogarme o hacer listas de pendientes. 

Mi tracker de drama personal (Nunca tan dramática, pero de vez en cuando alguito para darle sabor a mis días).

 

Hoy voy a salir a caminar mi hora diaria para ver el cielo, los parques, algunos ojos amables y barbijos sonrientes con los que me cruce en el trayecto. Pajaritos y ardillas revoloteando por ahí, casi casi como si fuera una peli de Disney. Voy a llevar puestas dos mascarillas y en mi bolso una botellita de alcohol, una botellita con agua, pañitos húmedos, mi diario y un lapicero para anotarlo todo. Y es que no basta con salir a caminar para sentirme bien, quiero salir sintiéndome súper segura. Es por esto que le puse un forro plástico a mi diario y así lo limpio cada 10 minutos si me da la gana, pero también encontré un lapicero que se ajusta a mi YO PANDÉMICA, totalmente. 

Se llama Trimax GL 32M Antibacterial y está tratado para inhibir y prevenir el crecimiento bacteriano sobre el cuerpo del lapicero gracias a la tecnología Nano Silver, un tratamiento especial realizado con iones de plata. El lapicero es súper suave así que también me sirve para hacer dibujos y doodles, y como la tapa y el cuerpo están tratados para evitar que se le peguen los “bichos malvados”, si me pongo romántica-quinceañera y muerdo el lapicero mientras miro a lontananza, no corro peligro alguno. 

Y es que esa caminata que hago cada día sucede en compañía de mis hijas y mi perro, por lo que toco más de lo que desearía y mis manos nunca se sienten del todo “limpias”.

Se que seguro no escribiré tanto como quisiera ni todos los días, pero prometo enseñarme a reconocer esas cosas importantísimas del cotidiano  que merecen ser escritas, contadas, leídas e inmortalizadas, para para que cuando mis niñas se conviertan en las grandiosas mujeres que sé que serán, puedan abrazarme en un cuaderno que tiene mis palabras, dibujos, recetas e ideas, sin importar sin son grandiosas o no. Un cuaderno que me contenga a mí.

Comparte  esta idea con otras mamás/amigas y conviértela en una práctica positiva y hermosa. Consigue una libreta, también un lapicero (te recomiendo el que menciono líneas arriba, el único antibacterial que he visto en el mercado) y empieza a contar tu propia historia.


Texto: Alida Werner

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