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¿Cómo interfieren las pantallas en el aprendizaje de mis pequeños?

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La tecnología ha creado nuevos lenguajes y canales de comunicación que, queramos o no, son y serán parte de la vida de nuestros hijos.  Música, video, fotos, apps y redes sociales, están presentes en la vida de los niños y a menudo, con más frecuencia de la recomendable.

La vida moderna ha generado la necesidad de ir más rápido cada vez, y mamá y papá deben ser productivos fuera de casa en todo momento. Estas necesidades de la vida moderna hacen que hagamos uso de las herramientas y tecnología que tenemos a mano, como un celular, tablet o tele, como apoyo para la crianza de las niñas y niños. Las pantallas se han convertido en un acompañante infalible de los más pequeños y, aunque su vida va a transcurrir en un mundo digital, es recomendable que los primeros años de los niños sucedan dentro del mundo físico, análogo y real.

Pero esta idea no es un capricho de algunos, es una necesidad, pues lo que en un principio puede parecer muy práctico y eficaz, revela en el tiempo dificultades producto del uso de aparatos electrónicos de manera indiscriminada.

¿Sabías que el uso de pantallas de manera permanente afecta el desarrollo cognitivo de los niños?

¿Cómo interfieren las pantallas en el aprendizaje de mis pequeños?

 Son muchos los estudios que ofrecen información con respecto al uso de tecnología y los procesos de aprendizaje de niños y niñas y en la mayoría se muestra un alto porcentaje de dificultad en el campo de la lectoescritura, matemáticas, razonamiento verbal y control de emociones.

Cuando un niño pasa mucho tiempo ante una pantalla, se produce un efecto inmediato de abstracción. Los niños se desconectan del mundo que los rodea perdiendo contacto con la realidad y las personas, lo que tiene un impacto directo sobre el desarrollo del cerebro, sus capacidades cognitivas, de sus habilidades sociales e incluso del lenguaje. Dejan de reconocer y conocer lo que sucede afuera, pierden experiencias sensoriales, cognitivas, sociales y afectivas y por lo tanto no construyen una base de información propia lo suficientemente rica como para nutrir su universo interior.

Cuando los niños entran a la etapa escolar con estas dificultades por un alto consumo de tiempo frente a un dispositivo electrónico, el aprendizaje de cualquier competencia resulta complicado y duro para los niños, lo que puede desencadenar un proceso de frustración académica y baja autoestima al compararse con otros y sus procesos de aprendizaje. Y es que el uso constante de pantallas afecta la capacidad de concentración de los pequeños, disminuye el desarrollo del pensamiento creativo, debilita la capacidad de análisis y de comprensión de códigos y conceptos. 

Las pantallas presentan la información en un formato que no puede replicarse en la realidad, por lo que cuando los niños se encuentran frente a otras formas de interacción, no tienen las herramientas necesarias para actuar. Por ejemplo, para aprender a escribir los niños deben esarrollar habilidades grafomotrices, las que les permitirán sostener el lápiz o crayón correctamente para lograr el dibujo de los grafemas que se convertirán en  letras. Cuando un niño no usa sus manos para amasar, construir o pintra,  sus músculos no tienen la fuerza sufciciente y sus manos no poseen la precisión para lograr una escritura adecuada para su edad. Cuando un niño pasa mucho tiempo frente a un teléfono, la vista sufre grandes estragos por los efectos de la luz, lo que puede ocasionar dificultades en la escuela o dolores de cabeza. 

Recomendaciones para un correcto uso de las pantallas

Es evidente que la tecnología y sus herramientas forman parte de la vida de cualquier persona hoy en día, sean niños, jóvenes o adultos. Grandes cambios y descubrimientos científicos se hacen a partir de estos nuevos lenguajes y la humanidad se beneficia de ello sin duda alguna, pero es importante que el uso de las pantallas sea una experiencia positiva y sume en el desarrollo de los niños en vez de restar y disminuir sus habilidades y capacidades. Es por esto que los expertos recomiendan que los niños menores de dos años no estén expuestos a un celular, tablet o cualquier pantalla y participen activamente de un mundo con estímulos sensoriales y experiencias de tipo social que les permitan desarrollar mente, cuerpo y emociones de manera saludable. 

Estas simples actividades pueden significar el estímulo que un pequeño necesita para desarrollarse de manera óptima:

¿Cómo interfieren las pantallas en el aprendizaje de mis pequeños?

Ir al parque a jugar con otros niños es una actividad de infinito provecho para cualquier niña o niño, pues al enfrentarse a otros niños se aprende por imitación, se aprende a esperar, se aprende a compartir, el lenguaje se desarrolla mientras el vocabulario crece. La creatividad e imaginación se estimulan, alimentan y potencian a través del juego y el ejercicio y actividad física benefician a los niños de manera integral.

Leer un libro cada noche con o a nuestros pequeños estrecha el vínculo afectivo entre la familia, permite que la imaginación esté activa, aporta en el lenguaje y los prepara para el aprendizaje de la lectoescritura.

El juego de roles los vuelve empáticos y desarrolla la creatividad de los niños. Además les permite saber cómo son percibidos por otras personas.

Las actividades artísticas los conectan con su propia sensibilidad y a través de ellas realizan grandes descubrimientos sobre el mundo que los rodea. Escuchar distintos géneros musicales puede llevarlos a tocar algún instrumento y entender que el mundo natural está interconectado a partir del ritmo y los sonidos.

La tecnología es maravillosa, y las pantallas siempre van a estar cerca. No es necesario suprimirlas por completo, solo darles el lugar, el momento y el tiempo correctos, para que sean un beneficio y no una dificultad en el aprendizaje y desarrollo de los niños.

Ayudemos a nuestros hijos en su desarrollo académico, disminuyendo el tiempo que pasan frente a una pantalla. Pasemos tiempo juntos y juguemos con ellos. Tal vez no sea sencillo al comienzo, pero será el esfuerzo más maravilloso que hagamos.

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