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12 increíbles lecciones para la vida que aprendemos de papá

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Hasta hace pocos años, la figura de papá era la de un miembro de la familia que, aunque cercano, se mantenía distante, serio y siempre ajeno a las idas y vueltas de la vida cotidiana de los niños. Papá era el proveedor y era una figura con frecuencia ausente que salía de casa a diario, que poco participaba de los juegos y de las risas, y menos de las fiebres o de los pañales. Papá era de temer, aunque en la práctica la más ruda fuera mamá, con sus mil tareas diarias y su tiempo infinito para el amor, los cuentos y los problemas que nunca dejan de aparecer. Papá no era parte del nacimiento de sus niños y raramente de los 9 meses que pasaron en la panza de mamá. Papá solía perderse de mucho.

Felizmente las cosas han cambiado. Hoy día muchos padres reclaman el derecho a la crianza de sus niñas y niños, disfrutando de los beneficios que esto supone y ejerciendo derechos y deberes a lo largo del camino de la vida de sus cachorros.

Hoy papá cambia pañales, juega al té y a las luchas, desenreda melenas, hace trenzas, cuenta las historias más divertidas cada noche y contiene y consuela cuando el corazón de sus pequeños sufre. Hoy Papá ya no se pierde de nada y cada día al dar el beso de las buenas noches, piensa en eso que dejará como legado a quienes más ama. Eso que no se vende ni se compra, que queda en el corazón y sirve para la vida, esas lecciones que solo él puede dejar y que cuando sus hijas e hijos sean adultos, recordarán como reglas inamovibles para la vida.

Tratemos a otros como queremos que nos traten a nosotros

A veces solo vemos lo malo de otras personas. A veces nos olvidamos que también nosotros nos equivocamos y eso nos lleva a ser menos amables de lo que podríamos ser. Si a nosotros nos gusta ser tratados con respeto y cuidado, demos a otros eso mismo que queremos recibir.

Seamos justos

La justicia debe ser para todos por igual, incluídos nosotros mismos. No siempre el ser justo nos ofrecerá algún beneficio, pero siempre nos dejará la satisfacción de haber hecho lo correcto.

Las cosas se hacen bien porque esa es la forma correcta de hacerlas

No debemos sorprendernos por hacer lo que nos toca y menos por hacerlo bien, pues esa es la manera en la que siempre deberíamos conducirnos. No podemos esperar premios ni reconocimientos constantes por cumplir con nuestros deberes de la mejor forma posible.

Nuestra libertad termina donde empieza la de otros

Ser verdaderos con lo que creemos, sentimos y queremos es, sin duda, una gran forma de vivir.  Ser libres cuando decidimos cómo vivir nuestra vida es nuestro derecho, pero no podemos atropellar libertades ajenas en el camino.

Seamos tolerantes

Todas las personas valemos lo mismo y tenemos los mismos derechos, pero lo cierto es que no somos iguales. Las diferencias tienen muchas formas y maneras: algunas se ven y otras se conocen con el tiempo. Es esa diversidad la que  nos hace maravillosos. Debemos ser tolerantes y respetuosos de esas diferencias y aprender de ellas para ser mejores personas.

Hacer nuestro mejor esfuerzo

No importa lo  que decidamos hacer con nuestra vida, siempre y cuando demos todo lo que hay en nuestros corazones para lograrlo. Esforzarnos siempre nos hará ser mejores.

Nunca dejemos de soñar

No solo los niños tienen grandes sueños, los adultos sueñan, también. No existe nada imposible, solo nos detiene nuestras propias limitaciones. Soñar lo que queremos aunque parezca muy lejano, nos ayudará a lograr eso que tanto queremos.

No tengamos miedo a ser diferentes

Seguir las reglas y lo establecido es algo que debemos hacer hasta cierto punto, pero no debemos dejar de hacer la diferencia “porque así siempre se hicieron las cosas”. Seamos rebeldes y atrevidos y si no estamos de acuerdo con algo, digámoslo con claridad.

Explorar, experimentar y arriesgar

Por algún motivo el miedo a lo desconocido puede paralizarnos hasta el punto de volver la vida una repetición permanente de lo que ya vivimos ayer.  No tengamos miedo de probar cosas nuevas, de poner en práctica ideas atrevidas, de arriesgar en el momento preciso. De explorar nuevos lugares y posibilidades y experimentar cada sabor, color y textura que se nos presente en la vida. Esta postura, sin duda convertirá nuestras vidas, en una aventura constante y puede regalarnos sorpresas maravillosas.

Seamos puntuales

El tiempo es importante y 15 minutos de retraso en una reunión con otras personas, pueden hacer una gran diferencia en el resultado de esta. Ser puntuales con nuestros compromisos es una forma de respetar nuestros acuerdos y honrar nuestras responsabilidades, demostrando respeto por otros, también. Así que programemos nuestro día con cuidado para cumplir a tiempo todo eso que queremos y debemos hacer.

A veces se pierde y a veces se gana

No importa cuál sea el resultado, siempre y cuando juguemos con todo lo que tenemos. Ganar es siempre lo que esperamos y es una sensación maravillosa, pero perder es parte de la vida y debemos aprender a manejarlo, aceptarlo y encontrar el aprendizaje que esta situación puede ofrecernos. Disfrutemos del proceso antes de sentirnos mal por el resultado final.

Te quiero no importa lo que hagas

Todos nos equivocamos, todos cometemos errores y seguro  papá será el primero en hacernos notar que hicimos algo que no estaba bien, que “metimos la pata” profundamente, pero su compañía, su guía y su amor jamás dejarán de estar ahí por habernos equivocado. Es en momentos así que su amor nos dará fortaleza para encontrar el camino de vuelta y corregir lo que no hicimos bien en un comienzo.

La vida está llena de lecciones que debemos estar dispuestos a reconocer y aprender para ser mejores personas. A veces el camino no será fácil y en ocasiones sentiremos que no tiene sentido o solución, pero las enseñanzas de Papá pueden darnos luz. Solo necesitamos escuchar con el corazón y sabremos que sus consejos están escritos con amor.

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